Maravillosa medalla del Señor Sagrado Corazón y San Charbel pintada a mano sobre nácar.
Sobre el Sagrado Corazón Hace más de tres siglos, Cristo se le apareció a Santa Margarita María de Alacoque y le transmitió una serie de revelaciones, entre ellas las 12 promesas que iba a conceder a los que se consagraran a su Sagrado Corazón.
Santa Margarita de Alacoque relató que ella estaba rezando delante del Santísimo Sacramento, cuando por primera vez el Señor le comunicó “los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado”.
Luego, en una segunda revelación, la santa contó que Jesús le comunicó “el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número”, y empezó a compartirle las 12 promesas que haría a sus devotos.
Santa Margarita explicó que Cristo quería que le manifestara “su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación y de salvación que contiene”, para que quienes le rindan amor, honor y gloria “queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios”.
Las 12 promesas del Sagrado Corazón
A continuación, compartimos las 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús:
1. A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2. Daré la paz a las familias.
3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7. Las almas tibias se harán fervorosas.
8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
Condiciones para obtener las gracias prometidas por el Sagrado Corazón de Jesús
1. Recibir sin interrupción la sagrada Comunión durante nueve primeros viernes consecutivos.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Oración al Sagrado Corazón de Jesús
Oh Dios, que en el Corazón de tu Hijo,
herido por nuestros pecados,
has depositado infinitos tesoros de caridad;
te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor,
le ofrezcamos una cumplida reparación.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!
Sobre San Charbel
Su nombre original era Joseph Antoun Makhlouf. Nació en 1828 en el pueblo libanés de Beqa-Kafra. Fue el más joven de cinco hermanos y sus padres eran sencillos y devotos agricultores maronitas.
2. Buscaba la santidad desde niño
Se cuenta que el anhelo de Joseph era la santidad. Incluso cuando era niño se iba solo a una gruta y rezaba. Creció con el ejemplo de dos de sus tíos, ambos ermitaños.
3. El nombre Chárbel está inspirado en un santo de la iglesia primitiva
A la edad de 23 años viajó más de un día a pie hasta llegar al Monasterio de Nuestra Señora del Líbano, donde comenzó su noviciado. Cuando se unió a la orden de los monjes maronitas libaneses en el Monasterio de San Marón en Annaya, eligió el nombre de Chárbel en honor a un mártir del siglo II.
4. Fue eremita y asceta
El santo vivió durante 19 años en el Monasterio de San Marón, muy dedicado a la oración, penitencia, trabajo manual y silencio contemplativo. También vivió un ascetismo riguroso y una profunda unión con Dios durante los últimos 23 años de su vida en una ermita.
La única perturbación que tenía era la gran cantidad de visitantes que llegaban atraídos por su reputación de santidad, para buscar consejo, la promesa de oración o su intercesión para obtener algún milagro.
5. Es el primer santo del Líbano
Chárbel fue beatificado el 5 de diciembre de 1965 y canonizado el 9 de octubre de 1977, convirtiéndose en el primer santo del Líbano y el primer santo oriental canonizado desde el siglo XIII.
El Papa San Pablo VI comentó en la ceremonia de beatificación: “¡Qué símbolo de unión entre Oriente y Occidente! Toda su existencia se centró completamente en la celebración de la Misa, en la oración silenciosa ante el Santísimo Sacramento y en la práctica heroica de las virtudes de la obediencia, pobreza y castidad”.
6. Sufrió una parálisis que le causó la muerte
En 1898, el P. Chárbel sufrió una hemiplejía (parálisis en un lado del cuerpo) mientras celebraba Misa. Murió ocho días después, en la víspera de Navidad, a la edad de 70 años.
7. Su cuerpo fue hallado incorrupto
Se cuenta que, tras su muerte, apareció una luz deslumbrante alrededor de su tumba. Cuando ésta se abrió cuatro meses después, el cuerpo del ermitaño estaba incorrupto, secretando sangre y sudor. Su cuerpo continuó sangrando durante muchos años, y a veces la sustancia incluso brotaba de las paredes de su tumba.
8. Vivió como ermitaño, pero fue muy popular tras su muerte
El humilde ermitaño que sólo sabía rezar, guardar silencio, obedecer y hacer penitencia, se hizo conocido en todo el mundo. Para 1952, el Monasterio de San Marón había recibido 130.000 cartas de 95 países, algunas pidiendo cualquier objeto que hubiera estado en contacto con el santo monje y otras expresando gratitud por los favores recibidos.
Además, la tumba de San Chárbel recibe alrededor de 4 millones de visitantes al año, incluidos cristianos y musulmanes.
9. Intercedió por miles de milagros y los sigue haciendo
Según el Monasterio de San Marón, desde el comienzo de los prodigios obrados por San Chárbel, existen alrededor de 29.000 milagros documentados en el archivo del monasterio. Cada año ocurren por su intercesión alrededor de 100 milagros, de los cuales al menos el 10% de los destinatarios son personas no bautizadas, incluidos musulmanes, drusos, judíos y ateos.
Antes de 1950, los milagros se verificaban sólo a través del testimonio de un sacerdote. Ahora, con la tecnología médica más avanzada disponible, se solicitan los documentos médicos que demuestren la enfermedad inicial de la persona y, más tarde, la recuperación inexplicable de su buena salud.