Medalla Virgen de la Merced y Virgen Inmaculada

$275.000

Medalla Virgen de la Merced y Virgen Inmaculada

$275.000
-
+
Solo quedan 0 unidades de este producto
Maravillosa pieza de  la Virgen de la Merced y la Inmaculada cuyas medidas son 4,3  x 3,5 cms. Las perlas le dan un encanto especial. 
Sobre la Virgen de la Merced

Cada 24 de septiembre se celebra a la Virgen María bajo la advocación de la Virgen de la Merced, o Virgen de las Mercedes.

El nombre de esta advocación mariana evoca la misericordia infinita de Dios, que nos ha dejado en la persona de María a una auténtica madre, un seguro canal de gracia y una cabal intercesora. No es casualidad que “merced” signifique “misericordia”, “dádiva”, “gracia” y, simultáneamente, “perdón”.

Llamados por María a salvar vidas y a preservar la fe

Los orígenes de esta advocación se remontan al siglo XIII, cuando la Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco (1180-1256) para animarlo a la tarea de liberar a los cristianos que habían caído prisioneros en manos de los musulmanes.

Era muy común en aquel tiempo que los llamados “moros” saqueen los pueblos costeros del Mediterráneo para llevarse prisioneros en calidad de esclavos. Generalmente, las víctimas eran cristianos a los que se les trasladaba al norte de África. Allí eran sometidos a trabajos forzados, prisión y maltratos. Sometidos a tan horrenda condición, la mayoría terminaba perdiendo la fe, creyendo que Dios los había abandonado.

Un comerciante de nombre Pedro

Pedro Nolasco, un comerciante nacido en Aquitania (actual Francia) y establecido en Barcelona (España), al ver esta situación en sus viajes, se conmovió y empezó a usar su propio patrimonio para liberar a los cristianos cautivos. Nolasco “compraba esclavos” o los intercambiaba por mercancías, para luego devolverles la libertad.

Cuando se quedó sin recursos, formó grupos de ayuda y asistencia para pedir dinero y así financiar expediciones destinadas a negociar la “redención” de prisioneros. Lamentablemente, lo reunido también se hizo insuficiente.

Nolasco, impotente para lograr su cometido, pide a Dios intensamente que le provea la ayuda necesaria. En respuesta a sus ruegos, el 1 de agosto de 1218, sucede un hecho extraordinario: la Virgen María se le aparece y le pide que funde una congregación que se dedique exclusivamente a redimir cautivos.

De inmediato, Nolasco le pregunta a la Madre de Dios: “¡Oh Virgen María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas?”. A lo que María respondió: “No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde una Orden de ese tipo en honor mío; será una Orden cuyos hermanos y profesos, a imitación de mi hijo, Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel, es decir, entre los cristianos, y serán signo de contradicción para muchos”.

La orden de Nuestra Señora

Entonces, el santo, animado por la Virgen de la Merced, organiza con sus amigos el grupo inicial de la que sería la “Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos”, cuyos miembros se hacen llamar “mercedarios”.

Cuenta la historia que San Pedro Nolasco no fue el único a quien se le apareció la Virgen. El 10 de agosto -día en que habría de fundarse la Orden de la Merced- Nolasco se reunió con su confesor, San Raimundo de Peñafort, y con el rey, Jaime I de Aragón. En medio de la conversación, los tres atestiguaron que la Virgen se les había aparecido a cada uno, de manera independiente, para comunicarles su único deseo: la nueva Orden religiosa debería estar consagrada a la redención de los cautivos.

De esta manera, ese mismo día, 10 de agosto de 1218, se fundó la Orden de la Merced en la ciudad de Barcelona (España). El Papa Gregorio IX, desde Roma, había dispuesto que Pedro Nolasco sea el primero en ocupar el cargo de Superior General.

Santo intercambio

Los mercedarios, además de los votos de pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto por el que se comprometían a dedicar su vida a liberar esclavos, y, si fuese necesario, quedarse en el lugar de algún cautivo en peligro de perder la fe, o por el que no hubiera dinero suficiente para pagar su liberación. Muchos mercedarios entregaron la vida por esta causa, siempre acogiéndose a la “merced” de Nuestra Madre.

Años más tarde, en 1265, la devoción a la “Virgen de la Merced” fue aprobada por la Santa Sede. Luego, en 1696, el Papa Inocencio XII fijó el día 24 de septiembre como la fecha en la que se debe celebrar su fiesta.

En la Evangelización de América

Los mercedarios se han encargado de difundir la devoción a la Virgen de las Mercedes, la cual se ha extendido por todo el mundo, a lo largo de varios siglos. Es sabido que, por ejemplo, cuando los frailes mercedarios llegaron a América en el siglo XVI, introdujeron esta hermosa devoción en varios países del continente.

Por eso hoy, la Virgen de la Merced es celebrada por sus devotos de Brasil, República Dominicana, Perú, Ecuador, Argentina entre otros muchos países.

Patronazgos

Nuestra Señora de las Mercedes es patrona de diversas ciudades, muchas de ellas en España (Barcelona); también lo es de las cárceles e instituciones penitenciarias, así como de los cautivos o los que cumplen prisión.

Es la Patrona de República Dominicana, de las Fuerzas Armadas y Policiales del Perú, así como Patrona de Latacunga, Machala (Ecuador) y la Patrona de Santiago de los Caballeros de León (Nicaragua).

¡Virgen de las Mercedes, ruega por nosotros!

Sobre la Virgen Inmaculada 

Cada 8 de diciembre, la Iglesia celebra el dogma de fe que nos revela que, por la gracia de Dios, la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción, es decir desde el instante en que María comenzó la vida humana.

El 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX proclamó este dogma:

"...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."

(Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

María es la "llena de gracia", del griego "kecharitomene" que significa una particular abundancia de gracia, es un estado sobrenatural en el que el alma está unida con el mismo Dios. María como la Mujer esperada en el Protoevangelio (Gn. 3, 15) se mantiene en enemistad con la serpiente porque es llena de gracia.

Las devociones a la Inmaculada Virgen María son numerosas, y entre sus devotos destacan santos como San Francisco de Asís y San Agustín. Además la devoción a la Concepción Inmaculada de María fue llevada a toda la Iglesia de Occidente por el Papa Sixto IV, en 1483.

El camino para la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María fue trazado por el franciscano Duns Scotto. Se dice que al encontrarse frente a una estatua de la Virgen María hizo esta petición: "Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).

Y luego el franciscano hizo estos cuestionamientos:

1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? 
Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.

2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original?
Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.

3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? 
Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó:

Luego

1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.

2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha

3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

La Virgen María es Inmaculada gracias a Cristo su hijo, puesto que Él iba a nacer de su seno es que Dios la hizo Inmaculada para que tenga un vientre puro donde encarnarse. Ahí se demuestra cómo Jesús es Salvador en la guarda de Dios con María y la omnipotencia del Padre se revela como la causa de este don. Así, María nunca se inclinó ante las concupiscencias y su grandeza demuestra que como ser humano era libre pero nunca ofendió a Dios y así no perdió la enorme gracia que Él le otorgó.

La Inmaculada Virgen María nos muestra la necesidad de tener un corazón puro para que el Señor Jesús pueda vivir en nuestro interior y de ahí naciese la Salvación. Y consagrarnos a ella nos lleva a que nuestra plegaria sea el medio por el cual se nos revele Jesucristo plenamente y nos lleve al camino por el cual seremos colmados por el Espíritu Santo.


También te puede interesar

Sobre Nosotros
Categorías
Información
Síguenos

© 2025 Christiania finearts .
Todos los derechos reservados. Powered by Jumpseller.
  • Visa
  • Mastercard
  • American Express
  • Paypal